WASHINGTON - A pesar de que el gobierno de Obama se apresura a confrontar al Estado y el resurgimiento islámico Talibán, un viejo enemigo parece estar reapareciendo en Afganistán: los campos de entrenamiento Qaeda están surgiendo allí, obligando a las agencias de inteligencia del Pentágono y estadounidenses para evaluar si podría volver a convertirse en un caldo de cultivo para los ataques contra los Estados Unidos.
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